martes, 30 de octubre de 2012

Elogió la literatura nacional


Selva Florencia Manzur
fmanzur@diariouno.net.ar
Juan Sasturain regresa hoy a Mendoza para participar em dos eventos en la Feria del Libro, que se está desarrollando en el espacio Le Parc y que continúa hasta el domingo con todas las actividades gratuitas.
Sasturain es habitué de este encuentro anual de letras y de los que se hacen a lo largo y ancho del país, sobre todo por su versatilidad para hablar sobre literatura y porque, desde su participación en Ver para leer (2007), es una cara conocida y querida por el público masivo, tanto para quienes leen como para los que prefieren la televisión.
Actualmente, este profesor de Letras y docente escribe para Página/12 –donde dirigió un suplemento deportivo y hoy es editor– y conduce dos programas de TV: Continuará, por el canal Encuentro, y Disparos en la biblioteca, por la TV Pública.
Pero su arribo a la provincia nada tiene que ver con la pantalla chica. Sasturain hablará esta tarde sobre una novela que empezó a escribir en los ’90, pero que nunca concluyó. Mañana, en tanto, formará parte de una mesa sobre literatura futbolera.
Antes, junto con Escenario & tendencias hizo un recorrido por su vida como lector, su carrera y opinó del futuro de la literatura argentina.
–¿Cuál fue el primer libro que leyó?
–Me acuerdo que me regalaron uno que se llamaba Toby Tyler (de James Otis Kaler), pero yo leía revistas e historietas. Otros libros, como alguno sobre espiritualidad, me los regalaban para mi cumpleaños y jamás los leí. Bien intencionados los regalos, pero eran una plomada. También leí mucho de la colección Robin Hood.
–Y ahora, ¿qué está leyendo?
–Estoy leyendo con mucho placer a William Henry Hudson, un escritor extraordinario, quien pertenece a la literatura inglesa pero que adoptó una nacionalidad, una lengua y vivencia de otro lado. Hudson vino a la Argentina en 1941, vivió en la Pampa argentina y la contó como nadie. Le contó a los extranjeros cómo era. Es insoslayable para nosotros, nadie nos dio una visión como esa, tan naturalista de la pampa.
–Hace años que escribe sobre fútbol y aunque se lo han preguntado muchas veces, es un dilema vigente: ¿prefiere leer un libro o ver un partido de fútbol?
–Las dos cosas. Son placeres diferentes. Escribí varias veces sobre esto. Por ejemplo, el Boca-River del domingo fue un partido espantoso. Horrible. Pero a veces hay novelas que también lo son. Entre ver el partido del domingo y leer un libro de cuentos de (JD) Salinger, prefiero leer. Ahora, entre un partido de la Selección en un mundial o uno del Barça y una novela mala, prefiero toda la vida un partido.
Llegar a la TV, pasados los 60
–Con Ver para leer, lo conoció mucha gente que jamás lo había leído...
–Y es probable que siga sin leerme. Lo de la tele es un fenómeno independiente del escritor. La circunstancia fortuita de poner la cara en la tele me llegó después de los 60 años. Lo hice con mucho gusto, pero básicamente soy escritor y antes de eso, lector. La visibilidad que te da la tele, el hecho de que te reconozcan y te saquen fotos, es muy linda, pero nada tiene que ver con mi tarea de escritor. Te da más visibilidad y como los medios hoy son tan poderosos, se supone que porque uno sale en la TV es importante. Ese es un error bastante generalizado.
–¿Sirvió para fomentar el hábito en quienes no leen? Porque el programa estaba dedicado a ese público...
–Claro, es decir a la inmensa mayoría de los argentinos. Es probable que en algún caso sí, pero es inverificable. Estaba muy bien hecho, por gente que sabe de televisión. Ahora, si motivó a la gente a leer más, no lo podemos evaluar. Lo que sí puedo decir es que al entrevistar a escritores y usar libros que teníamos en casa y no los best sellers del momento, se naturalizó un poco más al libro. La percepción de un escritor y de lo que son los libros se naturalizó un poquito más.
En Mendoza, la novela inconclusa
–Viene a hablar sobre una novela que no termina: Un futuro dudoso o la novela interminable. ¿Cómo es eso?
–Es una especie de exorcismo (risas). Dicen que es mejor no hablar de lo que uno está escribiendo porque nunca la termina (a la novela), pero como nunca la voy a terminar, hablo. Supongo que la terminaré algún día, entonces, me dedico a hablar de ella para ver si doy toda la vuelta y termino escribiéndola. La estoy escribiendo de a momentos, por partes, desde 1992.
–Habla de la novela que no es...
–¡Claro! Voy leyendo pedazos para ver qué opina la gente. Si la gente dice que mejor no la termine, cambiaré de proyecto (risas).
–Acaba de publicar un texto en Página/12 sobre ser jurado de certámenes literarios. Siendo que ha leído a tantos autores inéditos, ¿qué opina del futuro de la literatura argentina? 
–La literatura argentina goza de muy buena salud. Los escritores son muchos, muy buenos y diferentes entre sí. La gente tiene mucha información, se están leyendo muchas cosas. Hay muchos talleres y se publica mucho más que en otros tiempos. Lo que habría que hacer es una especie de inventario de todo lo que se genera en el imaginario argentino que está vertido en esas, no sé, mil novelas que se escriben al año. Porque se publican algunas, pero muchas andan por ahí. A un concurso llegan 500 libros, uno elige 10 y lo otro, que se desecha, es un inmenso iceberg de imaginación y creación. Independientemente del valor literario que tenga, habría que registrar de alguna manera los sueños de todo el mundo.
Su itinerario
Este martes a las 19 Juan Sasturain presenta su working progress del libro Un futuro dudoso o la novela interminable. Sala roja.
Mañana, a las 19, estará en la mesa temática Literatura futbolera. Sala circular. 

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